El Comité Noruego les ha concedido el premio Nobel de la Paz a dos periodistas que han venido luchando a brazo partido en sus países, en contra de regímenes autoritarios.

eldia.com.bo

2021-10-14

El Comité Noruego les ha concedido el premio Nobel de la Paz a dos periodistas que han venido luchando a brazo partido en sus países, en contra de regímenes autoritarios que combaten sistemáticamente la libertad de expresión. Se trata de la filipina María Ressa y Dimitri Muratov, víctimas de prisión, persecución y el abuso por defender la prensa libre, pieza fundamental de la democracia y la justicia.

Este galardón representa un espaldarazo muy grande al periodismo a nivel mundial, que atraviesa graves problemas por el avance de regímenes autoritarios que han limitado el ejercicio de la libertad de expresión, materializado en el cierre de medios de comunicación, el asesinato de cientos de reporteros, el encarcelamiento de periodistas y la imposición de la censura como política de estado.

De acuerdo al más reciente informe de la organización Reporteros Sin Fronteras, la desinformación es hoy uno de los principales problemas de la humanidad y lamentablemente, en más del 70 por ciento de los países del planeta, el ejercicio del periodismo está parcial o totalmente bloqueado. En las redes sociales y las diferentes plataformas cibernéticas actúa hoy toda una industria dedicada a la difusión de noticias falsas, los órganos de prensa tradicionales se han debilitado por el avance de la comunicación digital y, para colmo, el populismo está en auge y con él, un inmenso despliegue de acciones destinadas a engañar a las masas y aprovecharse de ellas.

Este proceso empezó hace varios años y los responsables del premio Nobel vienen enfatizando en la importancia del periodismo para la sociedad moderna. En el 2015 le entregaron el máximo galardón de literatura a la periodista bielorrusa Svetlana Aleksándrovna Aleksiévich, autora de numerosas investigaciones sobre las secuelas que dejó el imperio comunista soviético, entre ellos, el desastre nuclear de Chernóbil en 1986.

La libertad de expresión no sólo es importante para mantener saludable la democracia, para luchar contra los abusos de los gobiernos o para defender la justicia. No es un asunto meramente político vinculado al derecho a reclamar, protestar o denunciar. La libre circulación de información es vital para el progreso de una sociedad en todos sus ámbitos, especialmente el campo económico, intelectual y tecnológico, bases de la generación y del incremento de la riqueza.

Cuando no circula la información, cuando no fluyen las ideas y existen barreras para el pensamiento, se produce un retraso en todos los campos de la vida humana. La libertad de expresión es preexistente a la libertad de empresa, es el alimento de la economía, que se nutre del intercambio de datos entre los ciudadanos para localizar oportunidades de negocios, hacer transacciones y localizar terreno fértil donde la gente pueda desarrollar sus proyectos. Una sociedad sin noticias se vuelve ciega, pierde la creatividad y se convierte en esclava de los dueños de la comunicación y también de los recursos que necesitamos para mejorar nuestras vidas.

La libertad de expresión es preexistente a la libertad de empresa, es el alimento de la economía, que se nutre del intercambio de datos entre los ciudadanos para localizar oportunidades de negocios, hacer transacciones y localizar terreno fértil donde la gente pueda desarrollar sus proyectos. Una sociedad sin noticias se vuelve ciega, pierde la creatividad y se convierte en esclava de los dueños de la comunicación y también de los recursos que necesitamos para mejorar nuestras vidas.

TOMADO DE: https://www.eldia.com.bo