Este 23 de marzo, la clase política continua haciendo abrigar la esperanza de que volveremos al mar con soberanía, pese a las derrotas sucesivas en los campos militar, diplomático y judicial.

Sucrepress.com

2022-03-24

Con las derrotas, militar en 1879, diplomática en 1904 y judicial en el 2018, no se puede abrigar ninguna esperanza de volver al mar en las condiciones que hemos planteado durante las últimas décadas: mar con soberanía.

Este 23 de marzo, hemos escuchado otra vez de los actores políticos, que el retorno al mar “es un derecho irrenunciable e imprescriptible” porque está inscrito en la Constitución Política el Estado.

Después de la resonante derrota de La Haya, la clase política insiste en sus andanzas de utilizar el retorno al mar, como una herramienta discursiva destinada a proyectar una imagen de patriotismo y mantener expectativas electorales.

El pasado 11 de marzo, los voceros del gobierno, amplificaron con demasiada insistencia, una conversación entre los presidentes Luís Arce Catacora y Gabriel Boric, sobre la necesidad de retomar relaciones diplomáticas.

Por los titulares de la prensa oficial, se daba a entender que se estaba abriendo las puertas a la solución de nuestro enclaustramiento.

La declaración del nuevo mandatario chileno fue inmediata y contundente cuando dijo: “Chile no negocia su soberanía, como me imagino no hace ningún país”.

Como si las señales de los gobiernos chilenos no bastaran, la clase política boliviana sigue despertando esperanzas en la población, de que “tarde o temprano” vamos a volver al mar.

Sigamos esperando otros 143 años más; no retornaremos al mar por la vía del cacareo o la demagogia.

Basta recordar que La Moneda desarrolla políticas de Estado en los problemas con nuestro país. Recordemos por ejemplo, que fue la presidenta izquierdista Michelle Bachelet quien nos demandó ante La Haya por las aguas del Silala. “Hemos decidido tomar la iniciativa”, señaló la mandataria socialista en entrevista con radio Zero, dice un despacho del diario El Pais de Madrid.

Estas son las señales que los políticos y autoridades de nuestro país deben entender, y de una vez por todas ponerse a trabajar con honestidad por el desarrollo económico, social y cultural al que tenemos derecho, única manera de no depender de ese discurso plañidero de las pérdidas territoriales.

Los países europeos no tardaron ni 20 años para reponerse de la feroz segunda guerra mundial, y constituirse en la actualidad en el primer mundo. Nosotros, después de 143 años seguimos llorando nuestra suerte.